[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=”Los guerreros islamistas de Al Shabab controlan una quinta parte de Somalia y tienen su propia emisora de radio. Ismail Einashe habla con los periodistas que arriesgan su vida retransmitiendo noticias sobre las actividades del grupo terrorista”][vc_row_inner][vc_column_inner][vc_column_text]
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Cada maƱana, antes de ir a trabajar en Radio Kulmiye, en el centro de Mogadiscio, Maruan Mayu HuseĆn tiene que comprobar que no haya bombas en su coche. Ā«Miro debajo de las ruedas, pero normalmente ponen las bombas debajo del asientoĀ», dice. Ā«Si me paro en algĆŗn lado de la ciudad, entonces tengo que volver a mirar, porque a veces me sigue genteĀ».
Los periodistas somalĆes como HuseĆn viven bajo la amenaza constante del poderoso grupo islamista Al Shabab, estrechamente relacionado con Al Qaeda. Para el grupo, colocar una bomba debajo del asiento de un coche y detonarla a distancia es marca de la casa a la hora de matar a periodistas somalĆes. HuseĆn lo confirma: Ā«Conozco gente muerta y herida por culpa de las bombas que les habĆan colocado en el cocheĀ».
Periodistas como Hindia Hayi Mohamed, madre de cinco hijos, han sido vĆctimas de esta tĆ”ctica de Al Shabab. Trabajaba para Radio Mogadiscio y la TelevisiĆ³n Nacional SomalĆ, dos medios estatales de noticias, cuando un coche bomba la matĆ³ a las puertas de la embajada turca en Mogadiscio el 3 de diciembre de 2015. Los integrantes de Al Shabab que la asesinaron habĆan colocado una bomba bajo el asiento de su coche. Era la viuda de Liban Ali Nur, director de los informativos de la TelevisiĆ³n Nacional SomalĆ y fallecido en la explosiĆ³n de un atentado suicida de Al Shabab en septiembre de 2012, junto a otros tres periodistas, en una popular cafeterĆa de la capital.
Los periodistas de radio como HuseĆn son vulnerables cuando salen de su casa, pues es fĆ”cil acribillarlos por la calle. HuseĆn es reportero para una popular emisora local que retransmite noticias a las partes sur y central de Somalia. Como cuenta a Index: Ā«Si Al Shabab os ve a vosotros, no os dejan pasar. Si me ven a mĆ, me matan. Trabajar como periodista radiofĆ³nico en Somalia es muy duro. El problema es hoy puede haber un ataque terrorista aquĆ y, maƱana, en cualquier otro ladoĀ».
La radio sigue siendo el principal medio de la gente para informarse y enterarse de las noticias en Somalia. Hay pocos periĆ³dicos impresos y un bajo Ćndice de alfabetizaciĆ³n. El somalĆ solo pasĆ³ a ser una lengua escrita en 1972 y, a causa de la guerra civil, no se publican muchos libros en el paĆs. Internet es popular, pero se trata de un fenĆ³meno en su mayorĆa urbano, especialmente entre los jĆ³venes y los que han vuelto de la diĆ”spora. Los informativos de televisiĆ³n existen, pero el acceso a televisores es limitado en uno de los paĆses mĆ”s pobres del mundo. Por todo ello, la radio sigue siendo crucial. Laura Hammond, experta en Somalia de la Facultad de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres, explica: Ā«La somalĆ es una cultura oral, y la transmisiĆ³n de informaciĆ³n a travĆ©s de la radio es una extensiĆ³n de la antigua tradiciĆ³n de la oraciĆ³n y el intercambio de informaciĆ³n por medio de la poesĆa y la palabra habladaĀ».
Las fuentes radiofĆ³nicas que gozan de mayor prestigio son el canal somalĆ de la BBC, que hace poco celebrĆ³ su sexagĆ©simo aniversario, y el servicio somalĆ de Voice of America. Pero al comunicar al pĆŗblico las noticias sobre lo que estĆ” pasando en su paĆs, los periodistas somalĆes se exponen a una violencia e impunidad de las mĆ”s terribles en el continente africano. En el Ćndice de Libertad de Prensa de 2017 realizado por Reporteros sin Fronteras, Somalia ocupa el puesto 167 de 180.
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Mohamed Ibrahim Moalimuu, el secretario general del Sindicato Nacional de Periodistas SomalĆes, nos lo cuenta: Ā«Somalia sigue siendo uno de los peores paĆses para operar como periodista, una profesiĆ³n que a menudo estĆ” en el punto de mira. Son vĆctimas de intimidaciones constantes, arrestos arbitrarios, tortura y, en ocasiones, asesinatoĀ».
Algunos periodistas somalĆes se han visto forzados a esconderse por las amenazas continuadas que reciben de Al Shabab. Un periodista al que entrevistĆ³ Index, y que quiso permanecer anĆ³nimo por razones de seguridad, cuenta: Ā«Mi vida estĆ” patas arriba desde que Al Shabab empezĆ³ a darme caza […] Al Shabab me llama desde nĆŗmeros desconocidos y me dice: āTu vida estĆ” peligro.āĀ»
El periodista es un conocido reportero de radio que cubre noticias sobre el grupo armado. AƱade: Ā«He recibido amenazas de Al Shabab. Escucharon mis reportajes sobre sus ataques terroristas y desde entonces me han amenazado de muerteĀ». Lleva dos aƱos ocultĆ”ndose de ellos, temiendo por su vida.
En febrero de 2017, unos operativos de Al Shabab visitaron la casa de su madre. Relata: Ā«Fueron a casa de mi madre. Le preguntaron: āĀæDĆ³nde estĆ”?ā Ella les dijo que no estaba allĆ y le dijeron a mi madre: āLa prĆ³xima vez que veas a tu hijo, estarĆ” muerto.ā Le tiembla la voz al contarlo. Hoy, exhausto de pasar los dĆas oculto de las balas de Al Shabab, aƱade: Ā«Quiero recuperar mi vida, pero soy un periodista joven que vive bajo amenaza […] No puedo dejar de ser periodista. No dejarĆ© de usar mi vozĀ».
SegĆŗn Angela Quintal, coordinadora de programaciĆ³n para Ćfrica en el ComitĆ© para la ProtecciĆ³n de los Periodistas, 62 de ellos han perdido la vida en Somalia desde 1992. MĆ”s de la mitad de ellos (43 en total) fueron asesinados, con Al Shabab bajo sospecha de ser responsable de la mayorĆa de las muertes. Pese a que los asesinatos de periodistas han disminuido desde 2012, en 2016 mataron a tres.
Los antecedentes son que, tras el colapso del estado somalĆ y la guerra civil de 1991, el paĆs se sumiĆ³ en una orgĆa de violencia y terrorismo, a lo que se aƱade una sequĆa reciente de efectos devastadores. En el vocabulario de la polĆtica internacional, Somalia era conocida como Ā«el estado mĆ”s fallidoĀ» del mundo, pero en los Ćŗltimos aƱos ha dado paso a la expresiĆ³n Ā«estado frĆ”gilĀ». De entre todas las amenazas a las que ha hecho frente Somalia, Al Shabab, posiblemente la organizaciĆ³n terrorista mĆ”s potente de Ćfrica, se lleva la palma.
En los Ćŗltimos aƱos, Al Shabab ha perdido algunos territorios en partes del sur de Somalia, como el puerto estratĆ©gico de Kismayo, asĆ como mucho territorio en Mogadiscio. Pero aĆŗn controla amplias franjas de territorio en el paĆs.
Al Shabab no solo ataca a periodistas radiofĆ³nicos somalĆes, sino que tiene su propia emisora, llamada Al Ćndalus, desde la que retransmiten propaganda yihadista con mĆŗsica devocional islĆ”mica, asĆ como estridentes informativos sobre los ākafirsā, o infieles, y cuĆ”ntos de ellos han matado. La emisora cuenta con un amplio alcance en las partes meridionales de Somalia y en las Ć”reas bajo su control, y estĆ” disponible en internet.
Moalimuu dice que Al Ćndalus aĆŗn funciona y emite en Ć”reas controladas por Al Shabab.
Mary Harper, editora de BBC Ćfrica e inmersa en la escritura de un libro sobre Al Shabab, afirma que las actividades radiofĆ³nicas de la organizaciĆ³n terrorista les lleva Ā«siglos de ventaja a Boko HaramĀ».
En lo que respecta a sus ataques a civiles, al gobierno o a las fuerzas de la UniĆ³n Africana, segĆŗn Harper, ofrece una visiĆ³n bastante fidedigna, pero tiende a exagerar el nĆŗmero de muertos que provoca. Utilizan Al Ćndalus como instrumento para suprimir la libertad de expresiĆ³n y extender su propaganda radical islamista.
Moalimuu dice: Ā«Al Shabab prohĆbe la mĆŗsica en todas las Ć”reas que aĆŗn controlan. Vigilan los telĆ©fonos mĆ³viles de los jĆ³venes regularmente. Los smartphones y cualquier otro tipo de mĆ³vil con cĆ”mara estĆ”n prohibidos en sus territorios. Esta norma sigue aĆŗn vigente en todas las Ć”reas controladas por Al Shabab. La gente estĆ” muy frustrada, pero no les queda otra opciĆ³n que obedecer si quieren seguir con vidaĀ».
Nur HasĆ”n, un periodista y productor audiovisual retirado de Mogadiscio, explica: Ā« Al Shabab prohĆbe la mĆŗsica terminantemente. Si te pillan escuchando mĆŗsica en las zonas bajo su control, el castigo son 40 latigazos y la humillaciĆ³n pĆŗblicaĀ».
Harper apunta que no todas las amenazas provienen de Al Shabab: Ā«Los periodistas de Somalia estĆ”n amenazados por todas las esquinasĀ».
Pero HuseĆn sigue preocupado por la amenaza del grupo terrorista. Dice que algunos periodistas de radio estĆ”n tan preocupados que pasan algunas noches en el estudio en lugar de dormir en sus camas. Ćl, por su parte, lo tiene claro: Ā«No me preocuparĆ” la muerte hasta que venga a por mĆĀ». Hasta entonces, dice: Ā«SeguirĆ© mirando que no haya bombas cuando salgo de casa, pero mi destino estĆ” en manos de DiosĀ».
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Ismail Einashe escribe reportajes regularmente para la revista Index on Censorship desde el Cuerno de Ćfrica. NaciĆ³ en Somalilandia y es miembro acadĆ©mico del Dart Center de la Universidad de Columbia con una beca Ochberg.
Este artĆculo fue publicado en la revista Index on Censorship en otoƱo de 2017.
TraducciĆ³n de Arrate Hidalgo.
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With:Ā Ismail Einashe, Peter Bazalgette, Wana Udobang[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_single_image image=”95458″ img_size=”medium” alignment=”center” onclick=”custom_link” link=”https://www.indexoncensorship.org/2017/12/what-price-protest/”][/vc_column][vc_column width=”1/3″ css=”.vc_custom_1481888488328{padding-bottom: 50px !important;}”][vc_custom_heading text=”Subscribe” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2Fsubscribe%2F|||”][vc_column_text]In print, online. In your mailbox, on your iPad.
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